En la Costa del Sol Occidental se encuentra Casares, prototipo del pueblo blanco con calles estrechas, empinadas y sinuosas, con sus casas cúbicas sobre la ladera de la montaña.
El origen de Casares se remonta a los tiempos de los íberos y fenicios. En su término se encuentran tres aras con inscripciones, que corresponde íntegramente a la ciudad de Lacipo. En el año 61 a. C., Julio César, de quien se deriva el nombre de la ciudad, utilizó los famosos baños de la Hedionda, para curarse con sus aguas sulfurosas la enfermedad hepática que padecía.
En el siglo X, durante la época califal se sitúa en la Cora de al-Yazírat. En el siglo XI se trata de un lugar importante para la cultura de los Almorávides. En 1361 se produce el «Pacto de Casares», entre el rey Pedro I y Mohamed V, para que este recupere el trono del reino nazarí de Granada.
En 1485 se entrega a Rodrigo Ponce de León, el señorío de Casares, al que pertenecían Casares y sus pedanías, Jubrique y Genalguacil.
Durante el levantamiento morisco contra Felipe II en 1570, muere el adalid Mohammad al-Fahres, produciéndose la expulsión de los moriscos, con la consiguiente despoblación del territorio.
Durante los siglos XVI y XVII, Casares produce cereales, caña de azúcar y moreras para la producción de seda. De esta época datan la antigua Iglesia de la Encarnación y la ermita de la Vera Cruz, localizadas en el Castillo, el Convento Franciscano que es ahora la Iglesia de la Encarnación, la Iglesia de San Sebastián y el Convento de Santa Catalina.
La antigua iglesia de la Encarnación, situada junto al Castillo, fue construida en el S.XVI, sobre la antigua fortaleza árabe del S.XIII, presentando tres naves separadas por arcos de medio punto apeado sobre pilares, con una torre de estilo mudéjar.
De la muralla se conservan dos arcos, el Arco de la Villa y el Arco del Arrabal. El “Arco de la Villa” se abre en el interior de una torre de planta cuadrada, formando un pasadizo acodado. Una segunda puerta se abre en el ángulo norte de la muralla; puerta que daba acceso al arrabal, y que es conocida como el “Arco del Arrabal”.
La Ermita de San Sebastián (siglo XVII) situada en la Plaza de España, alberga en su interior la imagen de Ntra. Sra. del Rosario del Campo, patrona de Casares.
Los alrededores de la Sierra Bermeja está plagada de rutas senderistas entre bosques de pinsapos, encinas y alcornoques.
Sierra Bermeja es un macizo montañoso cuya peculiaridad es su origen volcánico, que recibe su nombre del color rojizo (o bermejo) de las peridotitas. Félix Haenseler y Edmond Boissier descubrieron para la ciencia en 1837 el pinsapo, un abeto endémico único en el mundo que forma bosques en la cima de Los Reales de Sierra Bermeja y El Puerto de la Mujer.
Casares cuenta con cuatro playas en su litoral, la Playa de la Sal, Piedra Paloma, Playa Chica y Playa Ancha.
De la gastronomía local destaca el cabrito, frito, asado, en chuletitas, morcilla, etc. o el popular puchero con pringá de matanza. También se elaboran quesos de cabra payoya.
Los vinos D. O. Málaga son los ideales para acompañar los platos de este bello pueblo blanco andaluz.
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