A orillas del río Sequillo, en plena Tierra de Campos, se levanta la villa vallisoletana de Medina de Rioseco, conocida como la «Ciudad de los Almirantes».
Plaza Mayor
La ciudad fue escenario de conflictos entre el Reino de León y el Condado de Castilla, hasta su incorporación a la merindad del Infantazgo de Valladolid. El rey Enrique III concedió a D. Alonso Enríquez, el título de Almirante Mayor de Castilla en 1405, siendo nombrados posteriormente varios miembros de la familia con el título del Almirantazgo de Castilla.
Plaza Mayor
Un buen punto de partida para visitar la villa es la Plaza Mayor, presidida por el Ayuntamiento, donde conviven las viejas casas castellanas con soportales, con los nuevos edificios que guardan la armonía con el entorno, respetando los rasgos de la arquitectura popular.
Iglesia de Santa Cruz
Subiendo por la Calle Mayor, conocida popularmente como «La Rua», nos encontramos con la Iglesia de Santa Cruz, que hoy es la sede del Museo de la Semana Santa de Medina de Rioseco.
Sobre una iglesia anterior gótica, se construyó a finales del S. XVI, con un diseño de Rodrigo Gil de Hontañón, destacando la fachada de estilo jesuita italiano con influencias herrerianas. a las puertas de la iglesia, encontramos un momumento a la Semana Santa.
Monumento a la Semana Santa
Siguiendo La Rua admiramos el conjunto de viviendas castellanas, a base de ladrillos da adobe, que cierran los entramados de vigas de madera, muchas de ellas con soportales, que albergaban las mercancías en los días de feria. Los pisos volados sobre canecillos mudéjares son un ejemplo de la arquitectura popular de los S. XV y XVI.
La Rua
A mitad de La Rua, sorprendentemente nos encontramos con el «Cocodrilo del Sequillo», que representa al cocodrilo de una vieja leyenda de Medina de Rioseco.
Cuenta la leyenda que el cocodrilo residía en el río Sequillo y tenía atemorizados a los obreros de la Iglesia de Santa María de Mediavilla. Un preso decidió acabar con la vida del animal y valiéndose de un espejo paralizó al cocodrilo, al verse reflejado en el mismo, momento que aprovechó para asestarle una lanzada. El Almirante Enríquez le dió la libertad por dicha proeza.
Cocodrilo del Sequillo en La Rua
Sin embargo, la piel del caimán que se conserva en la iglesia, fue donada por el riosecano Manuel Milán, que marchó a hacer fortuna a las Américas, llegando a ser Alcalde de Puebla (México). El caso es que hoy en día, el «Cocodrilo del Sequillo» es todo un simbolo de la ciudad.
Iglesia de Santa María de Mediavilla
En el centro del casco histórico y en lo más alto de la ciudad, se levanta la Iglesia de Santa María de Mediavilla, el templo más carismático, de estilo gótico tardío con elementos renacentistas y barrocos, como la esbelta torre del campanario.
En el exterior destaca la portada gótica, mientras que la joya de su interior es la Capilla de los Benavente, plagada de esculturas.
Portada gótica de Santa María
Finalizando las obras de Santa María, se levantó en los aledaños la Iglesia de Santiago Apóstol, inicialmente gótica pero que terminó en la etapa barroca. Bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón se iniciaron los trabajos en 1533. La entrada principal es de estilo clasicista, mientras que la fachada norte es gótica y la sur plateresca.
Iglesia de Santiago Apóstol
En el interior destaca el Retablo Mayor, obra de Joaquín de Churriguera, con imagenes de Tomás de Sierra. En el exterior la portada sur plateresca es de gran belleza, obra de Gil de Hontañón.
Portada plateresca de la Iglesia de Santiago Apóstol
El cuarto templo mayor de la villa es la Iglesia conventual de San Francisco, levantada en tiempos del Almirante de Castilla, Fadrique II Enríquez, siendo hoy en día sede del Museo de Arte Sacro.
La Rua
En los numerosos mesones de La Rua, se puede degustar los platos típicos como el lechazo de raza churra, la perdiz roja, el queso de oveja o el revuelto de chirlas con calandracas. Para acompañar los vinos de la zona próxima de D.O. Cigales.
Comentarios recientes