En plena Sierra de la Tramuntana de Mallorca se encuentra el pintoresco pueblo de Deià, entre la montaña y el mar, en lo alto de una colina que domina el Mediterráneo.
Sa Foradada
Entre los paisajes más conocidas de Deià figura la cala de Sa Foradada en la finca Son Marroig, conocidísima por el agujero de la roca («forat»).
Deià
El núcleo de población de Deià está constituido por casas de piedra con sus fincas plantadas de palmeras, pinos o cipreses, que adquieren un tono rojizo al atardecer.
Acantilados de Deià
Los acantilados de su costa se suceden entre calas de agua cristalina, mientras que en el interior del término municipal sus montañas se elevan hasta el Puig des Teix, su pico más alto, completando un paisaje maravilloso repleto de rutas de senderismo.
Deià
Sus orígenes se remontan a la ocupación musulmana (S. X al XIII) cuando sus habitantes comenzaron la construcción de terrazas para el cultivo con sus sistemas de regadío, lo que llevaron a un gran avance de la agricultura de la zona.
Deià
Tras la conquista por el Rey Jaume I el Conqueridor pasó a formar parte de la vecina Valldemossa hasta su independencia en el S. XVI.
En la década de los 60 y 70, la población fue invadida por artistas, músicos y escritores, que contribuyó al aire bohemio de la villa.
Detalle ornamental
Entre sus atractivos turísticos destacan el Museo Arqueológico, el Museo Parroquial, el Museo del Archiduque Luis Salvador en Son Marroig, el Museo Norman Yanikun o la Casa de Robert Graves (Can N’Alluny).
Iglesia del Rosario
La Iglesia del Rosario, de una sola nave, se encuentra adosada a una antigua torre de defensa, que hace la función de campanario, siendo construida en el S. XV. En el interior podemos admirar el Tríptico de Sant Joan Baptista.
Vista del Mediterráneo desde Deià
El Puig des Teix es la cima más alta con 1.064 m. de altura, desde las vistas de la isla de Mallorca son inmejorables. Otro de los parajes de montaña más bellos de Deià es el Puig Caragolí.
Cala de Deià
Entre las puntas de Son Beltrán y de Deià se encuentra la Cala de Deià, donde desemboca el torrente Major, siendo el lugar de baño de los «deianencs».
En esta cala se refugiaban las barcas de pescadores entre bancales dedicados a la vid y hortalizas, complementados con la ganadería ovina y caprina.
Sa Foradada
Sa Foradada era antiguamente un islote, pero tras una batalla entre corsarios africanos y tropas cristianas, en 1582, se decidió la construcción de un sistema de fortificaciones para proteger la costa, como la Torre de Sa Pedrissa.
Atardecer en la costa de Deià
La gastronomía local se basa fundamentalmente en los pescados y mariscos del Mediterráneo, como la dorada, el calamar o las gambas de Sóller.
Los vinos con D. O. Mallorca, sobre todo los blancos, maridan perfectamente con los frutos del mar.
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