En el suroeste de Teruel, rodeada casi por completo por un meandro del río Guadalaviar, se encuentra Albarracín, uno de los pueblos más bellos de Aragón.
Panorámica de Albarracín
Los árabes denominaron a la ciudad Alcartam, hasta la llegada, en el S. XI, de la familia bereber Aben Razin, de donde deriva el nombre actual de la población.
Plaza Mayor
Sobre un peñón se alza el casco histórico, con sus calles estrechas y serpenteantes, que confluyen en la Plaza Mayor, único espacio abierto de la ciudad medieval. En la vega del Guadalaviar se encuentra el Arrabal.
Albarracín desde la vega del Guadalaviar
En el Siglo XI, Banu Razin proclamó la taifa de Albarracín, conservándose de esa época el Castillo y la Torre del Andador, en lo alto del recinto amurallado de la ciudad.
La taifa pasó por cesión a la familia cristiana de origen navarro de los Azagra, manteniendo la independencia de Castilla y Aragón, creando un obispado propio.
Albarracín desde la Plaza Mayor
Pedro III de Aragón sitió la ciudad en 1285, pasando a la Corona de Aragón en el año 1300, ampliándose la ciudad extramuros, con el Barrio del Arrabal.
Catedral de Albarracín
La Catedral del Salvador, del S. XVI, es de una sola nave, con capillas laterales, habiendo sido restaurada recientemente, principalmente su interior. Asienta sobre los restos de un templo románico y de la antigua mezquita, junto al Castillo.
Interior de la Catedral del Salvador
La capilla mayor, de forma poligonal y cubierta por bóveda de crucería gótica, alberga el retablo renacentista de Cosme Damián Bas (1566). Entre las capillas laterales destaca la del Pilar y el Retablo de San Pedro.
Calle del Chorro
La arquitectura popular de Albarracín se caracteriza por el uso de la piedra, el entramado de madera y los tabicones de yeso rojizo de la zona, denominado rodeno.
Las puertas de las casas llaman la atención por sus llamadores o picaportes de hierro forjado, imitando la figura de un dragón.
Plaza Mayor
En la parte alta de la ciudad se levanta la iglesia de Santiago, rodeada de casas solariegas, como la de los Navarro de Arzuriaga, de los Dolz de Espejo, o Azagra.
Casa de la Julianeta
Junto al Portal de Molina, se levanta la famosa Casa de la Julianeta, claro ejemplo de la arquitectura popular de Albarracín, que actualmente es Taller de Artistas de la Fundación Santa María.
Subida a las Torres
Junto a la Catedral se encuentra el Palacio Episcopal, rico en arte barroco, y que fue sede de los obispos de Albarracín hasta su traslado a Teruel.
Murallas de Albarracín
Las murallas de Albarracín abrazan la ciudad, y de sus antiguas puertas de entrada se conservan el Portal de Molina y el Portal del Agua.
El tramo más antiguo que se conserva es del Siglo X, destacando la Torre Blanca del Siglo XIII.
Casas típicas de arquitectura popular
La Ermita del Cristo de la Vega (Siglo XVII) guarda en su interior una bella talla románica de una virgen del Siglo XIII, así como el lienzo del Ecce Homo del Siglo XVI.
Calle Azagra
Albarracín es rico en rutas senderistas destacando la Ruta del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, a escasos cuatro kilómetros de la población.
Para disfrutar de la naturaleza de Albarracín, las mejores épocas del año son la primavera y el otoño, sobre todo está última con la eclosión de setas y hongos en los bosques de la Sierra de Albarracín.
Otoño en Albarracín
La gastronomía de Albarracín es amplia desde las gachas de trigo, el gazpacho serrano o la borraja y el cardo hasta las truchas del río Guadalaviar, pasando por la caldereta de cordero.
En otoño, los níscalos, la lengua de gato o los boletus edulis, son los protagonistas de las Jornadas Micológicas.
Los vinos con D. O. Tierras del Bajo Aragón, acompañan a la rica gastronomía local.
Comentarios recientes