En el interior de Lanzarote, a los pies de la Caldera de Guanapay, se encuentra la antigua capital de la isla, siendo el municipio más extenso, abarcando las islas del archipiélago Chinijo.
Con anterioridad a la conquista de la isla, el entorno de la villa conocido como la Gran Aldea, era uno de los principales núcleos de población maja.
Teguise se convirtió en la capital de la isla aprovechando su emplazamiento geográfico central que le procuraba resguardo de las frecuentes incursiones piratas.
La montaña de Guanapay sirvió como atalaya de vigilancia al divisarse desde ella la práctica totalidad de las costas de la isla, construyéndose el Castillo de Santa Bárbara.
Varias son las casas señoriales que alberga el casco histórico, como el Palacio de los Spínola o el Palacio Ico, fruto de su capitalidad desde principios del Siglo XV hasta el Siglo XIX cuando se trasladó a Arrecife.
En la pedanía de Guatiza se encuentra el «Jardín de Cactus», obra del artista lanzaroteño César Manrique, con multitud de cactus del planeta.
En la Caleta de Famara se encuentra la playa de 6 Km. de longitud, cobijada por el risco montañoso Peñas del Chache (670 metros).
El Carnaval de Teguise está asociado a «Los Diabletes», conjunto de personas ataviadas con disfraces de aspecto diabólico que tratan de asustar a los más pequeños del pueblo.
Desde el Mirador de Río en Haría se aprecian las islas del archipiélago Chinijo, destacando la isla de La Graciosa.
Los domingos por la mañana, el casco histórico de Teguise alberca un mercadillo artesanal y de productos agroalimentarios locales que bien merece una visita.
La gastronomía local destaca por los quesos majoreros, las lapas, el caldo de millo, el sancocho, las papas con mojo picón y el gofio.
Los vinos con D. O. Lanzarote, sobre todo los de Malvasía volcánica acompañan los platos locales.
Comentarios recientes