Arcas del Villar (Cuenca)

16 11 2007

Cuenca es una de las ciudades españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad. El viajero se pierde por sus callejas, su Catedral, las Casas Colgadas o sus murallas y se suele olvidar de Arcas del Villar, una pequeña localidad a tan sólo ocho kilómetros de la capital donde el símbolo es la preciosa iglesia románica de Nuestra Señora de la Natividad del siglo XIII.

Iglesia Natividad 

Iglesia románica de Nuestra Señora de la Natividad

Se trata de una iglesia de una sola nave de planta rectangular con una transición al gótico al cubrir con madera su ábside semicircular. En el exterior destaca su espadaña exenta con un arco ojival en su base por la que se accede al atrio. Su fachada principal posee cinco arquivoltas sobre otras tantas columnas con decoración vegetal.

En su interior destaca la imágen del Cristo y la Virgen de la Higa, así como la bóveda que recorre la iglesia.

Arcas 

Iglesia de la Natividad de Arcas del Villar

Tras disfrutar de la bella iglesia románica de Arcas del Villar recomiendo un descanso en la hoz del Huécar, afluente del Júcar, al que se une en la misma capital conquense.

Un lugar idílico es la Cueva del Fraile en plena hoz del Huécar, rodeada de pinos y con unas vistas impresionantes sobre la capital.

En su restaurante se ofrecen los productos típicos como los «zarajos» (tripas de cordero sobre ramillas de sarmiento), el «morteruelo» (especie de paté elaborado con perdiz, codorniz, gallina, cerdo, conejo y liebre que se condimenta con tomillo y romero), el «ajoarriero o atascaburras» (elaborado con patatas, bacalao, pan y huevos cocidos, con una pizca de sal y ajo) o los contundentes platos de caza.

Como postre podemos tomar el «alajú» , de origen árabe, a base de almendras y miel en forma de torta y cubierto de obleas. Para ayudar a digerir tan suculenta comida tenemos el licor típico de Cuenca, el «resolí» elaborado con crema de café, coñac y anís.

Desde la Cueva del Fraile parten nunerosas rutas de senderismo hacía la serranía conquense o hacía la misma Cuenca monumental a través de los ríos Júcar y Huécar. 

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