En la Tierra de Campos de Valladolid se alza la villa medieval de Urueña sobre las estribaciones de los Montes Torozos. Ya los romanos cruzaron estas tierras entre Palencia y Zamora a través de la vía de la Toresana. Con el rey Sancho II de Castilla la villa fue cabeza del Infantado de Valladolid.
La villa de Urueña está amurallada casi en su totalidad conservando dos de sus puertas, el Arco de la Villa y la Puerta del Azogue.
Murallas de Urueña y Torreón de Doña Urraca
La muralla comenzó a edificarse en tiempos de Doña Sancha, hermana de Alfonso VII, y data de finales del S. XII. El Arco de la Villa es apuntado y se abría al páramo mientras la Puerta del Azogue constituía la principal entrada a la villa estando flaqueado el arco de medio punto por dos torres cúbicas.
El castillo de Urueña es anterior a las murallas siendo edificado en 1060 en tiempos de Fernando I. Tiene forma rectangular con cubos semicirculares en su perímetro y en él destaca la Torre del Homenaje.
En la unión de la muralla con el castillo se levanta el Torreón de Doña Urraca o Peinador de la Reina.
Castillo de Urueña
En el interior del recinto de la villa se encuentra la Iglesia de Santa María del Azogue, de estilo renacentista aunque levantada sobre una iglesia gótica. En su interior destaca un Cristo crucificado del S. XIV y el Cristo atado a la columna de la escuela de Gregorio Fernández.
Iglesia de Santa María del Azogue
Extramuros se levanta la Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, la joya de la villa de Urueña. Se trata de la única obra de estilo románico catalán en tierras de Castilla y León y se edificó sobre la iglesia de un monasterio mozárabe del S. X.
El exterior de la ermita llama la atención con sus arquillos ciegos y bandas lombardas. En su interior destaca un retablo del S. XVI y el altar mayor del S. XVII con la imágen románica de La Anunciada.
Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
Tan singular villa vallisoletana se ha convertido con un proyecto cultural ambicioso en la primera Villa del Libro de España.
En Los Lagares de Urueña la comida casera colmará el apetito del viajero tras la visita por las calles y plazas del medioevo. La sopa de ajo con setas, el potaje benedictino, las patatas cortesanas, los pichones o las lentejas son los platos típicos de la villa, acompañados por vinos claretes de la zona. De postre recomiendo los canutillos de monjas o el queso de Villalón con miel.
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