Olite (Navarra)

25 04 2008

A orillas del río Zidacos en el corazón de Navarra se encuentra la villa de Olite, entre la ribera y la montaña, siendo la capital de una de las cinco merindades del viejo Reino de Navarra, llegando a ser sede de la corte real.

En la «Historia de regibus gothorum» de San Isidoro se puede leer la primera referencia escrita de Olite, según la cual el rey godo Suitila fundó Oligicus en el año 621. En la Baja Edad Media se inició el esplendor de la villa, comenzando el rey Carlos III «El Noble» y su esposa, Leonor de Trastámara, la construcción del Palacio Real.

Palacio de los Reyes de Navarra

El Palacio Real tiene sus orígenes en el «praesidium» romano siendo una obra ecléctica al gusto cortesano de la Baja Edad Media. La influencia francesa se aprecia en la proliferación de torres, miradores y chimeneas con tejado de plomo. Destaca en su interior la Galería de la Reina.

Galería de la Reina

Cerca del Palacio Real se encuentra el Palacio Viejo o de los Teobaldos, fortaleza del recinto primitivo romano que fue reutilizado por los monarcas navarros como palacio. La ciudad conserva parte de lienzos y cubos de la muralla romana y medieval.

La Torre del Chapitel o Torre del Reloj da acceso a la Plaza de Carlos III, centro neurálgico con el Ayuntamiento.  La Iglesia de San Pedro Apóstol es un bello ejemplo del románico destacando el claustro y la esbelta torre posterior de estilo gótico.

La Iglesia de Santa María la Real destaca por su espléndida portada gótica de gran riqueza iconográfica (S. XV). En su interior encontramos el retablo renacentista de Pedro Aponte y una imágen gótica del crucificado.

 

Portada de Santa María la Real

Los Monasterios de San Francisco y de Santa Engracia y la Ermita de Santa Brígida completan el patrimonio histórico de Olite.

En Casa Zanito se puede degustar el bacalao en carpaccio, las alubias verdes con crujiente de papade y cigalita, la terrina de morro y carrillera de ternera o la merluza dos salsas de hongo y trufa.

Los vinos de la D. O. Navarra son los caldos apropiados para acompañar tan suculentos manjares.

Durante el mes de agosto las calles se engalanan con pendones para celebrar un mercado medieval que atrae a miles de turistas.





La Romana (Alicante)

8 04 2008

En la comarca alicantina del Vinalopó se encuentra la localidad de La Romana, inmersa en un paisaje típico mediterráneo entre viñedos, granados, algarrobos, almendros y olivos, apartada del turismo masivo de la cercana Costa Blanca.

El nombre de La Romana es de orígen árabe, del término «Al-Rûman», que significa «los granados». La población pertenecía a la baronía de Novelda en 1449 y parte de su territorio estuvo poblado por moriscos hasta su expulsión en 1609. En el año 1749 se fundó el Marquesado de La Romana con la familia de los Maza de Lizana, descendientes de los barones de Novelda. En el año 1929 se segregó jurídicamente de Novelda.

Iglesia de Sant Pere

La iglesia de San Pedro con su torre cuadrada preside la población siendo un simbolo del pueblo sus campanas conocidas como «las voces de Dios, pregoneras de alegría, de fiesta y también de duelo».

Como bien da a conocer el ilustre romanero D. Ricardo Jover Mira, los volteos y toques más tradicionales son los siguientes: «entierro general», «mortichol o albaet» (fallecimiento de un bebé), «a rebato» (ante una catástrofe), «toque de almas» (Todos los Santos), «Eucaristía del Jueves Santo», «toque de alba», «toque del ángelus» (mediodía) y el de las «fiestas patronales» con repique general de campanas.

La Carrasca de La Romana

En las afueras de la población se encuentra La Carrasca de La Romana, una de las encinas mayores de la Comunitat Valenciana, situada a escasos metros de la rambla. La edad estimada es de 800 años y sus dimensiones más llamativas son: perímetro basal (4’8 metros), diámetro basal (1’5 metros), altura (26 metros) y diámetro de copa (28 metros).

La economía local se basa en las canteras de mármol de sus montañas, la uva de mesa del Vinalopó, los olivos y los almendros. Las fiestas patronales de «Moros i Cristians» se celebran en el mes de agosto.

Los alredededores de la población invitan al senderismo entre las sierras de Las Pedrizas, Reclot y Algayat, estando salpicado el paisaje por preciosas casas rurales.

Casa rural La Romaneta

Tras las rutas senderistas el viajero puede reponer fuerzas en «Cá Cantó» con la degustación de los platos típicos de la comarca: arroz con conejo y caracoles, arroz caldoso, gazpacho alicantino, gacha miga, los «ajos», la sopa de «giraboix» o las típicas pelotas de carne denominadas «fasegures».

Todo ello se puede regar con los buenos caldos de la zona con D. O. Alicante de la Bodega Cooperativa de La Romana. Para el postre recomiendo una copa de vino Fondonet de L’Algenya .

El merecido relax se encuentra en el magnífico Hotel Spa La Romana que ocupa el espacio de una antigua masía rehabilitada en la partida Casa Azorín de la localidad. Muchas son las actividades programadas desde el hotel como senderismo, cicloturismo, rutas a caballo, escuela de conducción de todo terreno, parapente, viajes en globo y golf en las instalaciones cercanas de Alenda Golf.

A mi en particular, además de correr y andar por los preciosos caminos del entorno, me gusta practicar el juego autóctono de «la melona».

Quien sabe si algún día el juego de «la melona» entrará a formar parte de los Juegos Olímpicos.